Las preocupaciones sobre la inteligencia artificial (IA) están en aumento, y en el mundo de la música, surgen inquietudes sobre la IA que podría robarles la voz a los músicos. Mientras se debate la regulación de la IA, las industrias creativas, especialmente la música, están prestando atención a este asunto.
En el último año, hemos sido testigos de la IA versionando canciones populares, creando lanzamientos falsificados y permitiendo a personas como Grimes utilizar sus voces para creaciones. Además, YouTube se ha asociado con discográficas para monetizar la música generada por la IA, entre otros desarrollos.
Gran parte del debate legal se ha centrado en los derechos de autor. Las principales empresas de tecnología, como OpenAI, Meta y Google, entrenan sus modelos de IA utilizando datos de Internet, que a menudo incluyen contenido con derechos de autor. Esto ha llevado a demandas por parte de artistas digitales que acusan a empresas como Stability AI, Midjourney y DeviantArt de utilizar arte con derechos de autor para entrenar sus modelos.
Incluso artistas como la comediante Sarah Silverman y otros autores han demandado a OpenAI, alegando que la compañía utilizó sus libros para el entrenamiento de la IA. Incluso un ejecutivo de una discográfica presentó una demanda por infracción de derechos de autor después de que se lanzó una canción creada por una IA imitando a Drake.
Sin embargo, para muchos profesionales de la música, existe un enfoque legal más prometedor: las leyes que protegen contra el uso no autorizado de la semejanza de alguien. Este enfoque evita las complicaciones relacionadas con la aplicación de las leyes de propiedad intelectual a las obras generadas por la IA y puede basarse en reglas de publicidad existentes a nivel estatal.
Evan Dhillon, fundador de la plataforma de clonación de voz Kits.ai, destaca la importancia de la semejanza de un artista en este contexto, ya que está basada en su voz. Las protecciones de derechos de autor tradicionales se aplican a obras creativas fijas, como letras, composiciones musicales y grabaciones de canciones, y la propiedad de estas a menudo se divide entre compositores y discográficas.
La IA plantea un dilema para las discográficas y los músicos en términos de derechos de autor, ya que genera música que se asemeja a la producción general de un artista, pero no copia directamente ninguna obra específica. Esto se hizo evidente cuando una canción generada por IA que imitaba a Drake y The Weeknd se volvió viral en TikTok, generando una respuesta enérgica de la discográfica Universal Music Group y la eliminación del video en YouTube debido a una muestra no autorizada.
Los expertos argumentan que en la música, las matemáticas subyacentes son fundamentales, y cada combinación matemática ya ha ocurrido en alguna forma. Lo que cambia es la interpretación de esas matemáticas por parte de diferentes cantantes o estilos. Esto hace que sea difícil afirmar que algo es derivado en términos de derechos de autor, ya que todos se inspiran en obras anteriores. La IA simplemente acelera este proceso.
Algunas demandas en la industria musical han respaldado esta idea, como la demanda que ganó el patrimonio de Marvin Gaye en 2018, donde se afirmó que la canción "Blurred Lines" de Robin Thicke era ilegalmente derivativa de una canción de Gaye. Sin embargo, también ha habido veredictos en contra en casos similares, lo que complica aún más el panorama legal, especialmente en lo que respecta a la imitación de la voz o el estilo general de un músico.
